Siempre estoy buscando el buen ambiente en el equipo de trabajo, soy una persona que pienso que habiendo buen rollo e incluso algo de humor cualquier tarea se hace divertida hacerla, por muy pesada que sea y la eficacia del grupo aumenta sin darse cuenta. Dentro de este clima tan «guay» no siempre es así, surgen «piques» y malos entendidos entre los compañeros, ya sea por la presión del trabajo o por el estado anímico de cada persona.
Tuve la intención de ejercer de mediador entre un problema de dos compañeros, con buenas intenciones y buscando una solución, el resultado fue que quede mal por meterme entre ellos. Pero lejos de distanciarme tuve una charla con cada uno, les dije, por separado, que si valía la pena tomar esa actitud, que tuvieran en cuenta que al día siguiente volverían a verse y así durante varios días. Que ese «pique» entre ellos lo único que hacia es perjudicar a los demás compañeros y por supuesto a ellos mismos, teniendo fuera del trabajo una relación de amigos, debían llegar a un acuerdo para resolver las diferencias. No quise excusarme por haberme metido entre ellos, tuve que admitir que me equivoque, pero lo hice buscando siempre un bien común y el final fue que metí la pata.
Por tanto, si has vivido una situación parecida, después de ver en el marrón en el que te metes lo mejor es dar la cara, tirar hacia adelante con las posibles consecuencias, admitir que te has equivocado y si hay que pedir perdón, hazlo, porque no significa nada haberse equivocado, es una experiencia que te sirve para no caer otra vez, aprendes de los errores y esto hace que refuerces tu manera de afrontar situaciones imprevistas o las que no crees que estas preparado.
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